jueves, 8 de septiembre de 2011

Capítulo 4: Equivocada

Nos lo pasamos genial y por una vez siento que he conectado de verdad con alguien. Cuando vuelvo a Madrid estoy muy emocionada porque hemos quedado el fin de semana y estoy segura de que va a pasar algo por fin.

Mi relación con Dani sigue como siempre. Nunca más hablamos de Lara, es decir, yo sé que están juntos, pero nosotros no hablamos de ellos, y yo lo agradezco, porque no me hubiera gustado que nuestra amistad cambiara porque él estuviera saliendo con alguien. Yo todavía no le he hablado de Miki, porque, al contrario que él, me da vergüenza hablarle de mis cosas tan íntimas. Pero me pregunta si me puedo quedar este fin de semana, que los que fuimos a la “famosa” cena van a salir de fiesta.

- No puedo. Tengo una cita el sábado y me da pereza irme el sábado por la mañana.

- ¿Una cita? ¿Qué cita? Y ¿con quién?

- ¿Eres mi padre ahora?

- No, no soy tu padre. Pero si tienes una cita es porque has conocido a alguien, y, como muy mala amiga, no me lo has contado. Yo a ti te lo cuento todo. Lo mínimo que tendrías que hacer es lo mismo.

- Es que yo no voy predicando mi vida por ahí- digo incómoda.

- No digo que la prediques. Pero a mí me puedes contar todo. Sabes que soy una tumba.

- No es que sea un secreto ni nada- le digo- es que no me sale llegar y decirte, Dani estoy ligando con un chico.

- Bueno, pues cuéntame ahora. ¿Cómo se llama?

- Es Miki Esparbé. Hice un programa con él hace un tiempo.

- Creo que sé quién es. Y, ¿ya ha pasado algo?- me dice con cara de preocupación.

- Daniel, yo soy una señorita decente y no me voy acostando a la primera de cambios como otros.

- Touché.

- Y no. Pero eso cambiará este sábado, porque vamos a quedar en Barcelona. Así que siento no poder acompañaros de fiesta

- Bueno, pero si es el sábado puedes salir el viernes e irte el sábado.

- No, porque luego me tengo que levantar temprano para llegar a tiempo a Mollet de ponerme preciosa y luego irme a Barcelona.

- Tienes que salir, Annita. Además viene Lara y dice que le gustaría conocerte mejor. Que eres mi mejor amiga y a la que menos ha visto es a ti.

- ¿Acaso me has invitado alguna otra vez?

- No. Pero tú tampoco me has dicho nada.

- Es que tú y yo nos vemos aquí, en plató. Es raro que salgamos fuera a algo.

- Bueno, sea como sea, tienes que salir el viernes. Si quieres te llevo yo a la estación y todo. No tendrás ni que gastarte dinero en taxis.

- Muchas gracias por el ofrecimiento pero no.

- Y si quieres puedo ir a buscarte cuando vuelvas el domingo. Mira lo buen amigo que soy- me dice sonriendo- así te pago una de las tantas que te debo.

- No sé. Déjame pensarlo y te digo.

- No vayas a rechazar mi oferta. Me ofrezco a ser tu chófer. Soy todo un partidazo…- y yo no puedo sino reírme. La verdad es que si me apetece salir de fiesta. También me gustaría ver cómo se comportan estos dos como pareja. En la cena no hubo ocasión de verlos muy cariñosos. Además me entero que Romina y Mónica también vienen. Así que al final me ánimo.

El jueves me llama Miki, para confirmar lo del sábado.

- He pensado que igual prefieres el viernes. Aunque puede que sea precipitado.

- No, el viernes no puedo. Porque me quedo en Madrid para salir de fiesta con mis amigos que nos reunimos todos. Pero el sábado estoy allí puntual- digo sonriendo.

- Genial. Pues nos vemos el sábado.

Me hace ilusión quedar con él. Y pensándolo, nunca será como estar con Dani, pero creo que todo eso lo estoy dejando atrás. Es injusto pensarlo, pero un hombre que no es capaz de ver lo buen partido que soy y lo enamorada que estoy de él, no me merece. Y por mucho que Daniel sea el hombre perfecto, en la vida no se puede tener todo.

El viernes me dice Dani que pasa a recogerme, porque Lara va a llegar más tarde. Me pasa a buscar puntual y vamos a la discoteca. Cuando estamos todos entramos, y nos ponemos a pasarlo bien. Va pasando la noche y Lara no llega. Cuando son las 4 y media, Dani sale fuera a hablar por teléfono. Yo me imagino que es Lara ya llegó y aprovecho para sentarme un rato con Romi y Moni. Al rato entra Dani y le pregunto por Lara.

- Me acaba de llamar que no puede venir.

- ¿Y eso?

- No sé, movidas.- me dice como esquivando el tema.

Yo lo dejo pasar, porque estamos de fiesta y porque cuando me lo quiera contar, sé que me lo va a contar. Después de un rato nos vamos y Dani me lleva a casa.

- Bueno cuqui, a las 10 estoy aquí. Tienes que estar puntual para que no se te haga tarde.

- No te preocupes y gracias.

En el camino a la estación lo noto apago.

- ¿Qué? ¿De resaca?

- Que va. Estoy medio apagado.

- ¿Por qué cuqui? ¿Qué te pasó?

- Nada. Movidas con Lara. Se supone que tendría que haber venido ayer. Y, hablando por teléfono, hemos decidido dejarlo.

Me quedo sin saber qué decir. ¿Qué se supone que tengo que hacer, alegrarme? Además, yo voy camino de tener una cita con otro chico. No puedo alegrarme de esta manera.

- Yo pensé que estabais bien.

- No. La verdad es que últimamente hemos tenido alguna movida. No sé. No estaba a gusto con ella y me alegro de haberlo dejado.

- ¿Estás bien?

- Claro. Soy yo el que no quiero seguir más. Pero no sé, no me encuentro muy animado.

De repente quiero decirle que si quiere me quedo con él. Pero yo he quedado con Miki. Y veo que él quiere que se lo diga. Pero no es justo. No es justo porque yo llevo esperando que él se fije en mí muchísimo tiempo. Y ahora que yo he encontrado a alguien, decide que le gusto. No es justo.

- Además, creo que me empieza a gustar otra persona.

- Vaya, vaya…- digo poniéndome nerviosa.

- Muchas veces tienes las cosas delante de tus ojos y no eres capaz de verlas.

Vale, esto suena a declaración y es lo menos que necesito ahora. Hace un mes hubiera saltado de alegría. Pero ahora no veo justo que él sea quién decida cómo seguir mi vida. Se supone que Miki me encanta, y con dos palabras ya quiero dejarlo todo para estar con él. No es justo.

- Muchas veces pasa, y muchas veces la otra persona se da cuenta de eso antes que tú y quizás luego es tarde para cuando te das cuenta de tus sentimientos.- quizás me ha salido más directo de lo que debería. Él se queda sin palabras y llegamos a la estación. No saca más el tema. Creo que le ha quedado claro lo que pienso.

- Que te lo pases muy bien en tu cita, Annita- me dice sonriendo y dándome un abrazo. Y yo pienso para mí: espero no estar equivocada en lo que estoy haciendo.

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