domingo, 30 de octubre de 2011

Capítulo 29: Nada es para siempre.

Me quedo mirándole mientras termina de hablar. Me pongo nerviosa, porque su cara no da muestras de que esté oyendo buenas noticias. Al cabo de un momento cuelga.

- ¿Qué pasa?

- Nada. Al parecer hay unas fotos mías y de Cris de cuando salimos de fiesta. Hay revistas que quieren comprarlas. Y se supone que somos compañeros de trabajo. Dice Chuspi que será mejor que se lo comente a Flo.

- Joder. Ya sabes cómo se va a poner Flo.

- Ya lo sé.- dice suspirando.- encima anoche se ve que Cris después de cenar se fue por ahí de fiesta y le hicieron fotos también. Quedará muy feo eso de que salga con dos chicos diferentes.

- Bueno, pero las fechas también son diferentes. Además, mientras su familia no haga caso a esos rumores.

- Ya lo sé. Pero no me gusta nada eso, que no pueda salir yo a mi bola sin que me tengan que sacar fotos.

- Pero eso es lo que tiene salir en la tele. Los periodistas te persiguen para saber más de tu vida privada. Tendrás que acostumbrarte a eso. Pero lo malo es cuando hables con Flo. No le va a hacer gracia.

- ¿Y Chuspi no puede hacer nada para comprar las fotos y que no salgan?

- No, pero iba a hablar con el representante de Cris, a ver qué le dice.

- ¿Sabes lo que todo esto significa, no?

- No.

- Que se acabó el salir por ahí juntos. No podemos arriesgarnos a que nos hagan fotos también a nosotros, aunque sea cómo amigos. Nadie puede sospechar nada.

- Joder. Menuda mierda.- dice volviendo a suspirar. Le acaricio la cara y me levanto para preparar el desayuno mientras él se ducha. Sí, es una mierda. Porque cuando se está enamorado no se deberían ocultar los sentimientos. Pero no podemos estar llamando la atención para que nos miren hasta con lupa en el programa. Lo mejor será dejar de salir por ahí. Desayunamos y nos vamos. Cuando llegamos Cris todavía no está, así que Dani va a tener que hablar con Flo él solo.

- Mucha suerte, cari.- digo susurrándole y dándole un apretón en la mano. Me voy a mi camerino y le veo dirigirse lentamente al de Flo.

Me siento a leer el guión mientras estoy atenta a cualquier ruido. Pero pasa mucho tiempo y nadie sale del camerino de Flo. Me empiezo a poner nerviosa. Espero que no esté enfadado de verdad. Cuando ya me estoy mareando de dar tantas vueltas a mi camerino esperando, oigo la puerta que se abre y luego la del camerino de Dani, que se cierra. Espero unos segundos y abro mi puerta. No hay nadie en el pasillo así que entro rápido en el camerino de Dani. Me mira desde el sofá.

- Joder, cuanto has tardado. ¿Qué pasó?

- Nada. No se lo tomó tan mal como pensábamos. Dice que confía en mí y que sabe que si le digo que no hay nada, es que no hay nada. Y que sabe que no voy a faltar a mi palabra de no liarme con nadie del programa. No pude sentirme peor.

- Ya… pero bueno. No podemos hacer nada para evitarlo, ¿no?

- No lo sé.- me quedo callada mirándole.

- ¿Qué quieres decir?

- Que Flo confía en mí y yo la estoy jodiendo saliendo contigo. Porque se supone que no podemos tener nada. Somos compañeros de trabajo y ya hemos visto que no somos capaces de dejar nuestras diferencias a un lado cuando nos hemos enfadado. Creo que esta charla con Flo me ha servido para darme cuenta de que esto no está bien. Y de que si tuviéramos que estar juntos, no tendríamos que escondernos.

- ¿Me estás hablando en serio?

- Sí. Ahora ni siquiera vamos a poder salir a tomar algo. ¿Nos vamos a pasar toda la vida encerrados en tu casa o en la mía? No puedo pensar en nada más agobiante.- me quedo callada. Porque no estoy de acuerdo con él. Yo podría pasarme toda la vida encerrada en mi casa si lo tuviera a él a mi lado. Respiro hondo y retrocedo hasta la puerta. Él se da cuenta y me mira.

- ¿Estás rompiendo conmigo?

- No. No lo sé.- dice suspirando.- pero piénsalo, Anna. Es una mierda todo lo que nos rodea. Y quizás sea mejor ser solamente amigos.

- ¿De verdad piensas que podemos ser simplemente amigos después de todo lo que ha pasado?

- Al menos lo intentaré. No te voy a dejar de querer, ni me vas a dejar de gustar. Pero creo que no podemos, con la edad que tenemos, vivir una relación a escondidas. No es justo y acabaremos cansándonos.

- Te acabarás cansando tú, porque te cansas rápido de las cosas.- su mirada dolida me hace arrepentirme de haberlo dicho, pero tenía que soltarlo.- no estoy de acuerdo contigo, pero si lo que quieres es que lo dejemos, pues lo dejamos.

- Yo creo que es lo mejor.

- Perfecto.- digo dándome la vuelta y cerrando con fuerza la puerta. Entro en mi camerino y me siento. Respiro hondo. No me puedo creer que acabemos de romper. Vuelvo a respirar, porque noto cómo mis ojos se llenan de lágrimas. Alguien toca en mi puerta y me mandan a maquillaje. Intento tranquilizarme y salgo. Dani está también allí. Cuando entro me mira, pero yo no soy capaz de devolverle la mirada. Según él, es mejor ser amigos, pero yo no siento que pueda ser simplemente su amiga.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Capítulo 28: La Tormenta de Arena

El fin de semana se me pasa rápido, porque me lo paso genial con mi familia. Dani me llama el sábado varias veces, para hablar de tonterías, pero me encanta que él también me eche de menos. No me dice nada de si va a salir por la noche de fiesta, y yo no quiero preguntarle porque no quiero que piense que le estoy controlando. Pero me muero por saberlo. Así que decido que disimuladamente puedo llamarle tarde y enterarme. A la una lo llamo. Demasiados tonos después cuelgo, porque, o está durmiendo ya o con el ruido de la música no me oye. Me levanto del sofá y me dirijo a mi habitación cuando de repente empieza a vibrar mi móvil.

- ¿Hola?

- Hola cuqui. Lo siento, no lo oí. ¿Estás bien?- se oye mucho ruido detrás, pero no música, sino gente hablando.

- Sí, sí. Sólo me apetecía hablar contigo. ¿Dónde estás, que se oye fatal?

- Estoy con mis colegas que vinimos a tomarnos algo a un bar. Dentro de nada me iré a casa porque no pensamos salir de fiesta.- suspiro aliviada intentando que no se me note.

- Pásalo bien. Mañana te llamo cuando llegue a la estación, ¿vale?

- No, llámame cuando salgas de Barcelona que voy a buscarte.

- No creo que sea buena idea.

- Que sí, me portaré bien.- dice riéndose.

- Vale, entonces te llamo desde Barcelona.- nos despedimos y cuelgo contenta. No es que no quiera que salga de fiesta, pero las otras veces han pasado movidas que no me hacen gracia. Así que me gusta que por una vez no haya salido. No tengo tiempo de estar pensando si Pedroche va o no va, o si le intentará besar otra vez.

El domingo le llamo como le dije, y cuando llego a Madrid lo veo esperándome. Sonríe al verme y yo también. Nos damos un abrazo demasiado amistoso para mi gusto, y me besa en la mejilla.

- Te he echado de menos- me susurra.

- Yo también.- digo devolviéndole el beso. Nos vamos hacia su coche y se dirige hacia su casa.

- ¿No vamos a mi piso?

- No, mejor vamos al mío. Está más cerca y así podemos achucharnos un ratito.

- Qué tonto eres.- digo riéndome. La verdad es que a mí también me apetece que nos achuchemos un ratito.

Nos quedamos toda la tarde echados en el sofá como si estar juntos fuera lo más importante que tenemos en nuestras vidas. Mi teléfono está en mi bolso, en la entrada, y el suyo no para de vibrar, ya que lo puso en silencio. Pero él no parece inmutarse. Decidimos ir a cenar fuera, porque tenemos hambre y pocas ganas de cocinar, así que vamos a un restaurante que es el favorito de Dani de comida rápida. Mientras hacemos cola para pedir, miro por el restaurante buscando algún asiento. De repente noto unos ojos que me resultan muy conocidos. Es Cristina. Ella no me ve, pero yo en seguida aparto la mirada. Está con un chico. Me separo un poco más de Dani, por si se le ocurre mirar y se imagina cosas que no deberían ser, pero que son. Le digo a Dani que vayamos por el sitio contrario al que está Cris, porque tengo la suerte de que hay mesas libres, pero cuando vamos hacia allí oigo su voz.

- ¿Dani? ¿Anna?- Dani en seguida se gira, asustado. Como si le hubiera pillado haciendo algo malo. Se levanta y se acerca a nosotros. Abraza a Dani y luego me da un beso a mí.- ¿Qué os trae por aquí?

- Nada, solemos venir mucho cuando nos apetece comer comida basura aquí.- digo yo, intentando disimular.

- Ya te digo. A ti te encanta.- dice mirando a Dani.

- Sí, me encanta. Pero no abusamos mucho de ella, que quede claro.- dice intentando sonar menos incómodo.

- Bueno, pues les invitaría a sentarse conmigo pero estoy en una cita. Nos vemos mañana.- dice sonriendo.

- Que te vaya bien en tu cita.- le digo sonriendo también y nos encaminamos hacia una mesa vacía.

- Por los pelos.- dice resoplando.

- Que sorpresa.- digo disimulando.

- Pues sí. Cuando la oí me sentí como si me hubieran cogido en algo malo.

- Ya lo noté.- digo riéndome.

- Es que lo que nos faltaba. Menos mal que siempre hemos sido buenos amigos.

- Ya sabemos que tenemos que tener más cuidado. Fuera de mi casa o de la tuya somos solamente amigos. Que no se nos escape ninguna caricia o carantoña.

- Sabes que eso es imposible para mí. Cuando estás cerca no puedo evitar tocarte.- me quedo callada mirándole. Lo dice como si me estuviera diciendo lo guapa que voy hoy, pero esas palabras significan mucho para mí. Me gusta que no pueda resistirse a mí, de la misma manera que yo tampoco puedo resistirme a él.

- Pues tendrás que intentarlo.- digo empezando a comer. Cuando estamos terminando, Cris nos saluda desde la puerta, yéndose.

- Pues el chico es guapo, ¿eh?

- ¿Tú crees?

- Sí. Le pega además. Hacen buena pareja.

- Bueno, para mí mejor. Así deja de besarme cuando le apetece.

- Más le vale.- Dani me mira y se ríe. Por debajo de la mesa alarga la mano y me la pone en el muslo.- Dani, estate quiero, por favor.

- Vámonos a casa, que es hora de que nos tomemos el postre.- dice con cara pícara.

Pensaba que íbamos a su casa, pero se dirige hacia la mía. Aparca y subimos. Yo dejo mi maleta que seguía en el maletero de Dani y en seguida me abraza por detrás y me empieza a besar el cuello. Me doy la vuelta sonriendo y le beso apasionadamente, como llevaba deseando desde que estábamos en el restaurante. Me olvido de todo y nos vamos hacia la cama. A la mañana siguiente me despierto antes de que suene el despertador. Hay algo que me ha sobresaltado. De repente lo oigo, es el móvil de Dani. Me levanto para ir al baño y cuando vuelvo sigue vibrando. Miro la pantalla y veo que es Chuspi. Igual es importante, así que le despierto.

- Dani, despierta. Chuspi te está llamando.- le zarandeo pero parece no enterarse de nada. Le zarandeo más fuerte y abre un ojo.

- Un ratito más.- dice muy bajito.

- Venga, Dani. A ver si va a ser importante.- al final alarga la mano y coge el teléfono.

- Espero que sea importante.- dice volviendo a cerrar los ojos. Chuspi le dice algo y de repente los ojos se le abren de par en par. Me mira y se tapa los ojos con la mano. No dice nada, solo escucha lo que le dice Chuspi.

lunes, 17 de octubre de 2011

Capítulo 27: Quisiera ser.

Lo que queda de semana se queda todos los días a dormir en mi casa, menos el jueves. Ese día, nada más acabar el programa, me dice que me tiene una sorpresa preparada.

- La semana de las sorpresas es esta.

- Es que me siento inspirado. Además, todo es idea de mi hermano, que sin quererlo, me ayudó.

- Ya sabes que no pueden vernos en un sitio público.

- Que sí. No seas pesada. Ahora te dejo en tu casa y como en dos horas te vengo a buscar, ¿vale?

- Pensé que íbamos ya.

- No, tengo que preparar unas movidas. No seas impaciente.- dice riéndose.

- Es que me dejas así, sin saber qué has planeado…

- No te preocupes. Se pasará el tiempo volando.

Me deja en casa y me ducho, me pongo guapa, porque no sé a dónde me va a llevar. Me pongo un vestido negro corto, muy bonito con taconazos. Me dejo el pelo rizado y me maquillo bien. Cuando estoy terminando me llama.

- Ya estoy esperándote abajo.

- ¿No subes?

- No, se puede enfriar la sorpresa

¿Enfriar? Qué habrá tramado este. Bajo y me lo veo en su coche apoyado, con unos vaqueros negros y una camisa blanca. Guapísimo.

- Qué guapo estás, cari.

- Tú también, cuqui.- dice abrazándome. Me esperaba un beso, pero claro, en plena calle no podemos. Nos metemos en el coche y cuando me doy cuenta estamos yendo hacia su casa.

- ¿Tu casa es la sorpresa?

- Sí. Bueno, mi casa no, lo que te he preparado dentro.

- Ay mi madre. Miedo tengo.

Llegamos y aparca en su sitio de siempre. Subimos y cuando ya tiene las llaves en la mano me tapa los ojos con una mano.

- Así te sorprenderás más.- me dice al oído. Entramos y noto que enciende las luces. Yo voy caminando despacio, pero tranquila, porque sé que no va a dejar que me dé un golpe con nada. Caminamos un poco más y me quita la mano. Yo parpadeo por sentir tanta luz de repente y veo un caminito hecho de pétalos de rosas desde su puerta hasta la mesa del comedor, y sigue hasta su dormitorio. Me quedo con la boca abierta. Nunca nadie me había hecho algo tan romántico. La mesa está preparada, con velas y pétalos. Huele algo de comida bastante bueno.

- Dani, me encanta.- digo mirándole con mis ojos brillante por unas lagrimillas que amenazan con caer. Él me mira sonriendo y me agarra por la cintura. Pega su frente a la mía y me besa.

- Te quiero, Anna. Estuve pensando y creo que nunca te lo había dicho de esta manera, quiero que lo sepas. Y quiero que sepas también que nunca he querido a nadie de esta manera. Y que te mereces algo tan especial como esto.

- Yo también te quiero, Daniel.- digo besándole. Me encanta, no lo puedo evitar. Me tiene enamorada, y más cuando hace estas cosas, que no le pegan para nada. Me emociona que se haya pasado tiempo pensando en prepararme todo esto, y el esfuerzo que le habrá supuesto llevarlo a cabo. Dani inclina la cabeza y entrelaza su lengua con la mía. En seguida nuestra respiración se acelera, pero Dani se separa.

- Vamos a cenar primero, que se va enfriar.- dice dándome un último pico. Yo sonrío y me siento en la mesa tan bonita que ha preparado. Hizo de cena macarrones con queso, una de mis comidas favoritas, y además compró un vino, que aunque no le gusta, dice que “pegaba” para la ocasión. Después de unas copitas de vino y muchas risas trae el postre, y después de comerlo, me levanto y me siento encima suyo.

- Muchas gracias por todo, cari. Me ha encantado la cena.

- De nada, cuqui. Lo mejor para mi rubia favorita. – dice besándome. Nos continuamos besando y Dani aprovecha para subir su mano por mi muslo hasta levantarme el vestido. Yo le desabrocho su camisa y se la quito. Se levanta, cogiéndome en peso, y nos lleva hasta su dormitorio. Me pone de pie para quitarme el vestido, yo mientras me quito los zapatos y sus pantalones. Nos echamos en la cama besándonos. Mientras me besa el cuello me doy cuenta de lo bonita que dejo también la habitación. Todo rodeado de pétalos de flores. Además, el olor de las velas lo hace todo más mágico. Nota que estoy como distraída, así que vuelve a besarme en la boca y hacemos el amor de una forma que nunca lo habíamos hecho. Porque todo era especial, el lugar, los pétalos, las velas, y Dani. En el fondo, estaba deseando que hiciera algo así. Y a pesar de que él es muy pasota en este aspecto, lo preparó para mí. Cuando terminamos nos abrazamos y yo le beso el pecho.

- Ha sido maravilloso. Tendremos que venir más seguido a tu casa.- digo sonriendo.

- Sí, en el fondo no está nada mal.- dice riéndose también.

- Pero no traje nada para cambiarme mañana.

- No te preocupes, te llevo a tu casa antes de ir al programa.- de repente recuerdo que es jueves.

- Joder, mañana me voy a Mollet.

- Ya. Por eso preparé todo esto. Voy a echarte de menos.

- Sólo son dos días, tonto.- digo riendo.

- Bueno, te echaré de menos igual.

- Yo también.- digo besándole. Y así nos quedamos dormidos.

A la mañana siguiente me despierta el sol que entra por la ventana. Me siento extraña, porque no estoy en mi casa. Pero al momento lo recuerdo todo. Dani está dormido a mi lado. Por el suelo están todos los pétalos y las velas ya apagadas. Me levanto con cuidado de no despertarle y salgo de la habitación. Voy al baño y luego al comedor. Recojo lo que quedó anoche, ya que el pobre tendrá que recoger todos los pétalos y las velas. Cuando estoy preparando el desayuno oigo la ducha. Voy al dormitorio y me pongo el vestido. Cuando sale de la ducha me besa. Desayunamos y me lleva a casa. Me espera en el coche y yo bajo rápido. Nada más llegar al programa, Dani se va con Flo, pero al rato viene a buscarme para que vayamos a nuestro sitio. Allí nos quedamos casi todo el tiempo, besándonos y hablando de tonterías. Cuando acaba el programa voy a mi camerino y me está esperando. Tiene carita de pena.

- Venga cari, que el domingo estoy aquí. Además, me vendré más temprano que otras veces.

- No quiero que te vayas.

- Yo tampoco quiero irme.- nos besamos apasionadamente y finalmente me deja ir. Le digo que lo llamaré y me voy. En el taxi me voy arrepintiendo de irme, pero el domingo lo voy a ver, así intento pasar el fin de semana lo más rápidamente posible.