A la mañana siguiente no tarda mucho
en llegar esa pullita. Está en su camerino con la puerta abierta y al verme
pasar me saluda.
-
Hola
holitaa
-
Hola.-
digo mirando al suelo y entrando en mi camerino.
-
Pasaste
un muy buen finde, ¿no?
-
Sí,
no estuvo mal.
-
Tu
llamada fue muy divertida, menos que te colgué, ¿no?
-
Sí,
la verdad es que por una vez hiciste lo que tenías que hacer.
-
De
nada.- me dice sonriendo muy convencido de sí mismo.
-
Gracias.-
digo sonriendo falsamente.
-
Ay,
Annita… si no controlas, no puedes beber…
-
Hola
rubit… oops, no sabía que estabas aquí Dániel.
-
Hola
Raúl.
-
Hola
cari.- digo sonriendo. Dani me mira. Luego a Raúl.
-
Bueno,
nos vemos luego.- dice yéndose.
-
¿qué
le pasa?
-
Nada,
que lo flipa.- digo riéndome.
-
Pues
que no piense cosas que no son, que no quiero dejar de llevarme tan bien con
él.
-
Déjale
que piense lo que quiera… ¿Qué tal esa resaca?
-
Buf,
ayer llegué a Madrid, dejé la maleta en el suelo y me quede dormido hasta hoy
por la mañana.
-
Viviendo
al límite.- digo riéndome. Salimos así de mi camerino y nos encontramos al
fondo a Cris y a Dani discutiendo. Apretamos el paso para dejarles atrás rápido
y vamos al comedor.
-
¿Qué
les pasa?
-
Quién
sabe… se pasan el día así últimamente.
-
Yo
diría que ella es demasiado controladora.
-
Si
él deja que lo controle, no puede quejarse. Parece que pierde toda la
personalidad cuando está con ella.
-
Uy…
veo a alguien celosilla, ¿no?
-
Cállate.-
digo dándole un golpe en el brazo y sentándome al lado de Flo.
Entra la parejita, y ella se sienta
directamente con Mónica. Él se queda buscando otro sitio, y ve el que está
libre a mi lado. Sonríe y se sienta.
-
Entonces…
¿qué era eso tan serio que me ibas a contar el sábado?
-
Nada.
-
Ay,
Annita… a lo mejor debería traer una botella de Malibú para que tengamos esa
conversación tan seria.
-
No,
gracias.- digo mirándole atravesadamente mientras él se ríe.
-
Sabías
que esto pasaría… y soy demasiado bueno contigo.
-
Para
una vez que meto la pata yo…
-
¿Una
vez?
-
Sí.
-
Ya…
doña perfecta.
-
No,
no soy perfecta, pero no la voy cagando siempre que tú.
-
Cuánta
razón tienes, Anna. Dani es experto en cagarla.- dice una voz desde el fondo de
la mesa. Todos nos quedamos mirando a Cris.- pensé que cómo se os oía se podía
contribuir a la conversación.
-
Por
supuesto.- digo yo. Pero a mis palabras le sigue un silencio demasiado
incómodo. Ellos dos se miran, y los demás queremos irnos de allí en avalancha y
dejarles solos.
-
Bueno,
pues terminemos de comer para poder empezar la reunión.- dice Flo,
carraspeando. Empiezan a surgir varias conversaciones y la tensión parece
desvanecerse.
-
Deberías
ir y sentarte a su lado.
-
Paso.
-
No
deberías pasar. Al fin y al cabo es tu novia y según parece has hecho algo mal.
-
Yo
siempre lo hago todo mal, ¿verdad?
-
Eso
parece.- digo mirando mi plato. Noto su mirada en mí, pero no soy capaz de
mirarle yo también. al final suspira y se levanta. Va hacia dónde está ella y
Moni los deja solos. Yo termino de comer y me voy, no quiero ver cómo acaba eso…
Vienen a la reunión cogidos de la
mano y todos los miramos. ¿Para eso tanto espectáculo? En fin… termina el
programa y me voy a casa. Es lo que hago últimamente. No tengo ganas de hacer
otra cosa que estar tirada en el sofá. De repente suena mi móvil. Miro hacia la
puerta. Demasiado esfuerzo ir hasta allí a por él… cuando miro el reloj han
pasado dos horas y ya es de noche. Madre mía, como diría Dani soy una abuela. Me
levanto y me ducho, me hago la cena y cojo mi móvil. Era un whatsapp de Dani,
con un vídeo y un mensaje: ‘Escucha la letra, creo que nos viene a la
perfección, y creo que entiendo tu frase del otro día… cuando decías que no
podías ser mi amiga porque… ¿Cómo quieres ser mi amiga si por ti daría mi vida?’