sábado, 25 de febrero de 2012

Capítulo 62: Tu alma dormida


-          ¿De qué?
-          De la tontería esta de no hablarnos y de pasar el uno del otro.
-          Empezaste tú.
-          ¿Yo?- dice levantando la voz.
-          Sí. Tú y tu casa como refugio para ex novias enamoradas de ti. Bueno, eso si no hablamos de que me dejaste tirada.
-          ¿Todo culpa mía, no?
-          Claro.
-          Yo lo flipo.
-          ¿Es culpa mía, ahora?
-          No, es todo culpa mía. Y no sé ni para qué me molesto en venir a hablar contigo con lo soberbia y rencorosa que eres.
-          ¿Perdona? Yo no soy soberbia ni rencorosa.
-          Ya, entonces ¿por qué no aceptas mis disculpas?
-          ¿Qué disculpas? Porque hasta ahora no has dicho sino gilipolleces, y además, me insultas.
-          Eso no es insultarte. Es describirte tal y como eres. Y ya me queda claro que no quieres arreglar las cosas.
-          Hombre, si me vienes de estas maneras por supuesto que no.
-          Vale.- dice saliendo y tirando la puerta. Joder. Se supone que teníamos que arreglarlo, ¿no?
Pasamos ese día evitándonos, y cuando acaba el programa voy directa a mi camerino. Recojo mi bolso y mis cosas y voy a casa. Limpio, hago una compra y me siento en el sofá a ver la tele. A las 8 y media miro el reloj. Tengo dolor de estómago. Miro mi móvil. No tengo nada. Suspiro. Debería ir a hablar con él. Me levanto decidida, apago el televisor y salgo. Cojo un taxi y voy hacia su casa. Llamó, pero no contesta nadie. Miro en busca de su coche, pero no está. Me siento por fuera, a esperarle. Ya que he venido no voy a volverme a mi casa…. Veo pasar a mucha gente. Gente que no se da cuenta de que estoy ahí. Gente que va a lo suyo, y que seguramente no se complicará la vida como yo. Y pienso en lo tonta que soy muchas veces. En que puedo tener razón, en cuanto a lo de los celos se refiere, pero al fin y al cabo él intenta hacerlo lo mejor que puede…Cuando ya ha pasado una hora, saco mi teléfono para llamar a un taxi, pero una voz me interrumpe.
-          ¿Anna?- dice Dani mirándome extrañado.
-          Hola…
-          ¿Llevas mucho tiempo aquí? ¿Por qué no me llamaste?
-          Pensé que llegarías pronto.- digo sonriendo. Le miro a los ojos y él a mí también. Parece que todo el cabreo que tenía antes se desvaneciera. Yo también me olvido de la mierda de semana que llevamos y me acerco. Él se acerca más y me besa. Allí, delante de toda la gente que pueda pasar por su calle. Deja caer algo al suelo, no me había fijado que traía unas bolsas, y me abraza por la cintura mientras abre la boca para darme un beso más intenso. Tan intenso como las mariposas que siento de repente en el estómago. Yo también le abrazo fuerte, rodeándole el cuello con mis brazos. Se separa un segundo de mí. Coge las bolsas con una mano y con la otra me agarra de la cintura. Vuelve a besarme, mientras nos mueve hacia la puerta. Y así subimos a su casa, sin dejar de besarnos ni un solo momento, ni siquiera cuando busca sus llaves que parecen perdidas en su bolsillo. Ni cuando intenta abrir la puerta, la cual se le resiste al no prestarle demasiada atención. Al fin consigue abrir y entramos en su casa. Vuelve a tirar las bolsas al suelo, las cuáles espero que no contengan nada que pueda romperse, y me abraza de nuevo. Yo también le abrazo muy fuerte y nos lleva a su habitación. Me deja respirar durante un segundo mientras me quita la camiseta y yo aprovecho para aclararme un poco, ya que desde que me ha besado me ha dejado la mente en blaco.
-          Dani…
-          Calla.- dice en voz baja y vuelve a besarme. Seguimos besándonos y yo aprovecho para quitarle también su camisa de cuadros. En ese momento que volvemos a separar nuestros labios, vuelvo a hablar.
-          Tenemos que hablar…
-          Ya hablaremos más tarde.- dice besándome.- tenemos toda la vida para hablar.- dice mirándome a los ojos. Luego vuelve a besarme y se me olvida todo. Solo puedo pensar en él. En sus manos, vagando por todo mi cuerpo. En su aliento, que hace que mi piel se ponga de gallina. En sus ojos, que me miran mientras me hace sentir tantas cosas que echaba de menos. En sus labios, que me besan, que atacan a mi cuello y hacen que pierda la cabeza. En todo su cuerpo, y hasta en su alma, que puedo llegar a sentir cuando finalmente hacemos el amor, abrazados, y miro sus ojos. Y siento todo ese amor que sé que siente por mí, pero que muchas veces se me olvida. Y sé que él también lo ve, y lo siente. Porque yo le miro de la misma manera. Y con mi mirada, intento que entienda lo mucho que lo adoro. Lo mucho que cuesta estar mal con él. Y en momentos como este me pregunto por qué seré tan difícil. Y por qué renunciar a esto tan precioso por unos celos estúpidos….

martes, 21 de febrero de 2012

Capítulo 61: Never say never


-          Pues qué bien. Espero que seáis muy felices.
-          Muchas gracias.- dice largándose. Será cabrón. Encima tengo que alegrarme porque esté genial con otra persona. Mi tristeza pasa a un nivel de cabreo monumental. Me paso todo ese día de morros, y cuando acabamos me voy volando. No quiero toparme con nadie. Ni con ellos, ni con ninguna otra persona. No estoy de humor. Y así pasan los días, yo, enfadada, Dani todo el día pegando a Cris. Y ella encantada. Y no la culpo. Yo también lo estaba. Al final, consiguió lo que quería. Para todos, es cuestión de tiempo que empiecen a salir. Para mí, espero con todas mis fuerzas que estén todos equivocados. Pero sus gestos, sus miradas, dicen todo lo contrario.
Estoy en la terraza, fumando y pensando. Oigo a alguien subir. Desde donde estoy no me pueden ver, pero yo sí sus pies y esas converse solo puede llevarlas una persona. Y esas botas rosas también. Me quedo donde estoy. No es que me esté escondiendo de algo.
-          Pues vamos a hacer algo esta tarde, que ya hasta mañana no te veo.
-          Como quieras.
-          Podríamos ir a tomarnos algo y luego a tu casa a ver una peli. Ayer nos quedamos a medias porque te deprimiste después de encontrarte con Flo. Ya te dije que eso a él no le importa.
-          Ya, pero yo me siento incómodo con eso.
-          Bueno. No estamos saliendo juntos. Eso es verdad.
-          Sí….
-          Aunque no se sabe lo que puede pasar, ¿no? Todos piensan que salimos.
-          No estoy yo ahora para salir con nadie más.
-          Pero lo podríamos intentar.- dice mientras veo sus botas acercándose peligrosamente a mis converse. Las mías no, las de Dani. Pero Dani es mío. O era.
-          Cris…
-          Mira, ya sé que estás muy enamorado de esa chica, la que te dejó. Pero tienes que mirar hacia delante, Dani. Cualquier chica que te deje escapar no se merece que te quedes llorando por ella. Vales mucho, y si esa chica no se dio cuenta, peor para ella.
-          Pero es que las cosas no fueron así. Simplemente tuvimos una pelea tonta y se nos fue de las manos.
-          Vale. Entonces, dime ¿no sientes nada por mí? Por favor, sé sincero. No me voy a enfadar ni te voy a dejar de hablar.- dice mientras Dani resopla.- pero quiero que seas sincero conmigo. Porque, bueno, estamos quedando para salir por ahí, y lo estamos pasando bien, y quiero saber si solamente lo estás haciendo para olvidarte de esa persona o porque de verdad te gusto.
Dani se queda callado. Yo aguanto la respiración esperando su respuesta. A Dani le gusta. Me lo dijo. Y si le dice que sí… ¿van a empezar a salir juntos? Porque, si es así, me puedo morir. Vamos, me vuelvo a mi casa y me encierro para toda la vida.
-          Mira, Cris… tú a mí me gustas. Eres una chica genial, me río mucho contigo y tenemos tantas cosas en común…- dice mientras ella empieza a sonreír.- pero no estoy enamorado de ti. Estoy enamorado de otra persona. Y, aunque me guste darle celos contigo, me lo paso muy bien contigo, no salgo contigo sólo por eso. Pero no podemos ser otra cosa, simplemente amigos.
-          Ya… vale. Me alegro de que lo hayamos aclarado.
-          Eres una chica genial, Cris. De verdad. Pero ya te dije que yo solo tengo ojos para una persona. Aunque al parecer ella no lo entienda.
-          Bueno, yo tampoco lo entendería.
-          ¿El qué?
-          Que te quedaras con otra en tu casa. Me lo dijo Flo. Que seguramente lo habías dejado con ella por eso. O ella contigo. Yo la entiendo.
-          Y si la entiendes, ¿por qué te quedaste en mi casa? No recuerdo que pensaras en mi novia en ese momento.
-          Bueno, el que dijo que me quedara allí fuiste tú. Si tú no la tuviste en consideración, no veo porque tenía que tenerla yo.
-          No me pareció nada malo.
-          Es que no hicimos nada malo. Pero es normal que ella se pusiera celosa. Ya lo sabes para otra vez.- dice dándole un beso, espero que en la mejilla, y yéndose. Él se queda allí, parado. De repente, saca su móvil del bolsillo. Gracias a mis reflejos me da tiempo de ponerlo en silencio. Insiste hasta que salta mi contestador. Baja el teléfono y sale de la terraza. Yo suspiro. Casi me pilla. Llega a saber que estoy aquí y entonces sí que no tenemos arreglo. Espero unos minutos, para que nadie pueda verme, y salgo yo también. Voy hacia mi camerino, entro y me lo encuentro sentado.
-          Hola.
-          Hola.
-          Tenemos que hablar….

domingo, 19 de febrero de 2012

Capítulo 60: Ella me levantó


-          Hola Dani.- dice María.
-          Hola.- dice sonriendo y dándole un beso. Luego se da la vuelta y entra en su camerino sin dirigirme ni la mirada.
-          Vaya, pues sí está enfadado.
-          Ya te lo dije.
-          Bueno, se le pasará.- dice y se va. Yo voy a la terraza a fumarme un cigarro. Me siento y leo mi guión. Pero por mucho que miro las letras no entiendo lo que dicen. Estoy pensando en mis mierdas. Cuando voy por el cuarto cigarro me levanto y me voy. La comida no es nada agradable, y me encierro en mi camerino sin haber comido apenas nada. Pero ya no aguantaba más a Dani exagerando sus bromas con Cris. Porque las estaba exagerando. Intento relajarme para que la tarde se pase lo más rápido posible. Cuando acaba el programa, Flo me pide que me quede un rato más para grabar algo para el día siguiente. Le espero sentada en su camerino, con la puerta abierta. Oigo unas risas y a Dani y Cris entrando en su camerino. Supongo que para recoger sus cosas. Se van riéndose y yo me siento fatal. Menuda mierda todo.
-          Venga, Annita, cambia la cara. No me gusta verte así.
-          Lo siento, Flo. No me siento nada bien.
-          Mira, yo creo que lo mejor es que lo habléis. No podéis estar así, sin miraros si quiera.
-          No sé cómo se arreglará, pero él se está comportando como un imbécil, cuando tiene la culpa de todo.
-          Bueno, bueno. Vamos a grabar y luego nos vamos a tomar algo para que charlemos.
-          Vale.- digo refunfuñando. Terminamos bastante tarde, y cuando acabamos, Juange, Berni y Raúl se unen a nosotros. Vamos a un bar a tomarnos unas copas y me distraigo. Me lo paso bien, me río mucho con Raúl y por unos momentos me olvido de todo lo que pasa con Dani. Cuando salimos, tropiezo sin querer con una pareja que está abrazada en la puerta.
-          Lo sient…- digo, pero cuando me fijo quiénes son me quedo sin habla.
-          Chicos, ¿qué está pasando aquí?
Yo me quedo parada dónde estoy, mirando a Dani. Él no me quita la mirada de encima. Luego mira a Flo.
-          Nada, vinimos a tomarnos unas copas.
-          Ya veo, ¿pero con abrazos incluidos?
-          Es que estamos muy contentos, eso es todo. No veas cosas dónde no las hay.- dice Cris.- hola Anna.- y me sonríe.
-          Hola Cris.- digo dándole un beso. Ella también me da uno y empieza a charlar conmigo. Pero yo ni siquiera la estoy escuchando. Cuando Raúl dice que se marcha, en seguida digo que yo también. Dani no dice ni hace nada, así que me despido de todos en general y me voy con Raúl. Me lleva a casa y yo me quito la ropa y me meto en la ducha. Pero en vez de relajarme, empiezo a llorar. A llorar tanto que no puedo parar, y siento que no puedo respirar. Salgo de la ducha sin dejar de llorar. Y mientras me estoy secando el pelo, suena mi móvil. Paso de él y cuando termino, me echo en el sofá. Pongo la tele, pero no estoy viendo nada. No puedo dejar de llorar y mi móvil sigue sonando. Me levanto, harta de oír la musiquita, y miro la pantalla. Dani. ¿Quién si no? Apago el teléfono y me voy a la cama. Me despierta el despertador, como cada mañana. Abro los ojos, pero noto que no los puedo ni abrir. Lloré demasiado ayer. Intento que una ducha me despeje, y así lo hace. Me preparo y desayuno. No tengo hambre, pero tengo que comer. Cuando voy a salir me acuerdo del móvil. Está en el sofá, donde lo dejé. Lo enciendo y veo que me mandaron un mensaje. Mi dedo se mueve para borrarlo sin leerlo, pero mi curiosidad es mayor. “No te montes películas donde no las hay. No estábamos haciendo nada. Por favor, contesta el teléfono.” Ya. Este se piensa que soy subnormal.
Llego a plató y entro en mi camerino. Ya han dejado el guión, así que perfecto. No tengo que verle más tiempo del necesario. Estoy terminando de echarle una ojeada cuando llaman a la puerta. Hago como que no oigo nada, pero la abren.
-          Hola.- yo no contesto y sigo mirando mi guión.
-          Anna, no vamos a estar así toda la vida, ¿no?
-          No quiero hablar contigo, Dani.
-          Joder, pues yo sí. Me pasé toda la noche llamándote y vas y apagas el teléfono.
-          Me estaba molestando la musiquita.
-          ¡Pues haber contestado!
-          No me grites.- digo, me mira enfadado y respira hondo.
-          Te estás portando de manera infantil.- dice mientras se sienta a mi lado.
-          ¿Yo? Yo no soy la que va tonteando con otra un día después de haberlo dejado.
-          No estoy tonteando con nadie.
-          ¿Ah no? ¿Ah no, no?
-          Anna.
-          Mira, no me importa lo que hagas. Pero luego no me estés llamando para explicarme nada.
-          Eres la mujer más egoísta que he conocido en mi vida.
-          ¡¿Perdona?!
-          Eso. Lo que has oído. Me dejas. Y encima pretendes que me sienta mal. Todo es culpa tuya. Te lo dije. No digas ni hagas cosas de las que luego te arrepientas. ¿Quisiste que lo dejáramos? Pues ahora te jodes y acarreas con tus decisiones.
-          Porque tú eres tan buena persona, ¿verdad? Tú no tienes culpa de nada.
-          No, no tengo culpa de nada. Tú te montas tus movidas en tu cabez…
-          ¡¿Qué?! ¡¿Perdona?!- digo alzando la voz.- Me mientes, te quedas con otra en tu casa, ¿y yo me monto movidas?
-          Ya te dije que si te mentí fue para que no te enfadaras.
-          Y te quedas tan tranquilo.
-          Vale, no tendría que haberte mentido. Pero es que desde que nombro a Cris te pones hecha una furia. Y pasaba de tener movidas por decirte que se quedó en mi casa.
-          No quiero seguir hablando contigo. Porque, encima, no entiendes nada. Y ¿sabes lo que te digo? Que te lo pases genial con Cris. Porque está claro que ella te gusta mucho más que yo.
-          Pues eso es lo que voy a hacer. Pero no me vengas llorando cuando me veas bien con ella. Porque ella es la persona que ha estado a mi lado cuando lo he pasado mal por ti. Y es la persona que se merece que sea bueno y cariñoso con ella. No tú.