-
Me
alegro de que le noche haya acabado sin ningún altercado.- dice Dani mientras
vamos en su coche hacia su casa.
-
No
sé a qué te refieres.
-
Ya.-
dice riéndose.
-
Tus
amigos son muy majos.
-
Sí.
Les has caído bien.
-
Se
han quedado sorprendidos con que saliéramos juntos.
-
Habíamos
quedado en que no podíamos decir nada… si no nos besamos, no se hubieran dado
cuenta.
-
Tranquilo,
Cris se habría encargado de decirles algo…
-
Sí,
se ve que tenía ganas de soltarlo…
-
Además,
estaba esperando que me largara para venir a buscarte.
-
Era
para salir con nuestros amigos, no tiene por qué ir con segundas.
-
Ya…-
digo mirando por la ventanilla. Odio haberme puesto así al final, siempre acabo
quejándome de todas las cosas que hace Cris. Pero, joder, siempre tiene que
estar en medio. Está claro que sabía perfectamente que me iba a Mollet. ¿Le
parece bien a la primera de cambio ir corriendo a quedar con él, a solas?
Vamos, a mí no me parece lo más norm…
-
Ya
hemos llegado.- dice Dani mirándome. Yo estaba tan a lo mío que no me di cuenta
de que ya había aparcado el coche y
estaba esperando a que me bajara.
-
Perdona,
estaba a mis cosas.- digo bajando del coche. Cerramos las puertas y nos
dirigimos a casa de Dani. En el ascensor los dos estamos callados, yo porque
creo que la he cagado hablando así de Cris. Dani… no sé por qué, pero tiene las
manos en sus bolsillos y mira al suelo. Salimos y saca las llaves para abrir. Me
deja pasar a mí primero, y yo entro y me quedo sin saber muy bien qué hacer. Normalmente
es él quien está normal después de que se la monte por los celos, pero hoy está
callado y no me mira.
-
Voy
a cambiarme.- dice entrando en su habitación. Yo me quedo de pie, sin saber muy
bien qué hacer. Mi maleta está justo en la puerta, cerrada. La miro, y me
siento en el sofá. Al momento sale Dani con un pantalón más cómodo y una
camiseta.
-
Creo
que sería mejor que me fuera a mi casa…- digo mirando hacia la tele que está
apagada.
-
¿Por
qué?- me pregunta, quedándose de pie.
-
¿Estás
enfadado?- pregunto mirándole.
-
No,
no estoy enfadado.- dice sin mirarme.
-
Entonces,
¿por qué estás así conmigo?
-
No
estoy nada contigo. Simplemente tenía ganas de cambiarme de ropa.
-
Ya…-
digo mirando al suelo. Me levanto y me acerco a mi maleta y me dirijo hacia la
puerta, pero me coge de la mano.
-
Espera,
me vuelvo a cambiar y te llevo yo.- ¿perdona? Así que sí que está enfadado. Pero
el muy imbécil me dice que no.
-
No
hace falta.- digo intentando soltarme. Ahora me he enfadado yo…
-
Espera,
por favor. Siéntate y espérame.
-
Si
ya te has cambiado, no malgaste el tiempo en volver a cambiarte. Me voy en un
taxi y ya está.- digo soltándome finalmente. Salgo y bajo en el ascensor. Cuando
se cierran las puertas mis ojos se llenan de lágrimas. Joder, todo me sale mal.
Ya sé que no debería ponerme así, pero tengo razón. Salgo del ascensor y me
tropiezo porque no veo bien por las lágrimas. Salgo fuera y saco mi móvil. Llamo
a un taxi y espero. Me siento en el escalón que está en la puerta y espero al
taxi. Me doy cuenta de que estoy temblando, y no del frío. Entierro la cabeza
en mis piernas y comienzo a llorar. Si me hubiera ido a Mollet, nada de esto
habría ocurrido. Bueno, él habría salido solo con Cris, no sé qué es peor.
Siempre tiene que estar en medio. Alguien abre la puerta y yo me acerco más a
la pared para que pueda salir bien, pero sin quitar mi cabeza de mis piernas. Pero
ese alguien no sale. Se queda mirándome y me acaricia el pelo. Noto que se
sienta a mi lado.
-
Anna…
-
No
ha llegado el taxi, por eso estoy aquí.- digo sin mirarle.
-
Vamos
arriba, anda.
-
No.
No quiero.
-
No
llores, por favor.- dice pasándome el brazo por la cintura y acercando su cara
a mi pelo.
-
Dani,
déjame.
-
Anna,
no estoy enfadado, de verdad.
-
¿Entonces
por qué llevas sin mirarme desde que salimos de la discoteca?
-
Porque…
-
Porque
estás enfadado. Y ni siquiera me dices: ‘Anna, quédate’ sino, ‘yo te llevo’. Eres
un imbécil.- digo. Él se queda callado pero al momento se ríe.
-
No
tiene ni puta gracia.- digo quitando su mano de mi cintura.
-
Joder,
si te quieres ir pues te llevo, prefiero llevarte a que vayas sola. Venga,
basta ya de tonterías y sube a mi casa.
-
No
voy a ir a ningún sitio, Dani.- digo mirándole por primera vez. Él tiene una
sonrisa, por las risas que se ha echado a mi costa antes, pero al ver mi mirada
se le borra de la cara. Tengo que tener una cara bonita con tanta lágrima y
todo el maquillaje que llevaba. En ese momento llega el taxi. Me levanto pero
Dani me vuelve a sentar.
-
No
te vayas.
-
Déjame,
Dani. Y decídete, o me quedo o me voy. O me miras o no me miras, o me hablas o
no me hablas.- digo levantándome. Agarro la maleta y me dirijo al taxi. Él también
se levanta y se dirige al taxista, y antes de que llegue a abrir la puerta, el
taxi se va.
-
¡Eres
subnormal! ¡Ahora tengo que esperar a que venga otro!- digo pegándole un golpe
en el brazo.
-
Ay,
no me maltrates. Vamos a mi casa y no tendrás que esperar ningún otro taxi.
-
Vale.
Subamos otra vez en el ascensor, vuelve a mirar al suelo callado, entremos en
tu casa otra vez, déjame sola en medio de tu casa sin saber bien qué hacer y
así nos lo pasaremos mejor.
-
Perdóname,
¿vale? Pero vamos a hablar esto en mi casa, no en medio de la calle.
-
No
quiero hablar nada. Me quiero ir a mi casa.- digo siendo tan cabezona como
siempre.
-
Vale.
Si no quieres ir por las buenas, irás por las malas.- se acerca a mí y me monta
en su hombro literalmente. Mi cara queda a la altura de sus calzoncillos de
colores y arrastra la maleta mientras nos lleva hacia su casa.
-
Ahora
tendré que perder más tiempo volviendo a bajar.
-
No
vas a volver a bajar.
-
Dani,
no quiero hablar contigo, no te lo mereces.
-
Pues
vamos a hablar, y punto. Dice cuando llegamos a su piso, abre la puerta y me
pone en el sofá con cuidado. Yo hago amago de levantarme, pero me coge por los
hombros y me sienta mientras él se sienta en la mesita de café.
-
Dani,
por favor, déjame irme a mi casa. Ya que no me dejaste irme a Mollet, déjame no
perder más el tiempo.
-
No
digas eso, Anna. No quería que te fueras a Mollet para que estuviéramos todo el
fin de semana juntos. Pero estoy cansado de que siempre nos pase lo mismo.
-
Ya
sé que te molesta que te diga las cosas que hace Cris, pero es superior a mí.
-
No
hace falta que me digas las cosas que hace Cris porque ya las veo yo, Anna. Y paso.
Es mi amiga, se está comportando de una manera que no me gusta, pero no quiero
que el tiempo que tengo para estar contigo nos lo pasemos hablando de ella, porque
no vale la pena. Y desde ya te digo que si hubiera venido solo no hubiera
salido con ella. porque sé que te habría molestado. Y eso es lo que me molesta
a mí. Que no confíes en mí.
-
No
es que no confíe en ti, Dani. Es que a cada sitio que miro ella está ahí. Y me
da miedo que llegue un día y me quieras cambiar por ella.
-
Yo
nunca te voy a cambiar por nadie, cariño. Eso no va a pasar nunca.- dice acariciando
mi cara y dándome un beso muy suave. Cuando nos separamos, yo miro al suelo
sintiéndome tonta.
-
Te
quiero, Dani.
-
Yo
también te quiero, Anna.- dice acercándose más a mí y dándome un beso. le
abrazo por el cuello devolviéndole el beso y me sienta encima de él en la
mesita de café. Me quito los tacones y el empieza a quitarme el vestido se hace
un poco hacia detrás y de repente siento como si cayera al vacío.
-
Adioooooooooos.
Hemos roto la mesa.- dice Dani riéndose en el suelo. Yo miro y me doy cuenta de
que una de las patas está completamente partida.
-
Eso
es una indirecta, cari. Tienes que hacer dieta.- digo riéndome.
-
Vamos
a empezar con un poco de ejercicio, mejor.- dice ayudándome a levantarme y levantándose
el también. Nos vamos quitando la ropa mientras nos dirigimos a su habitación y
cuando caemos en la cama, ya no llevamos nada de ropa…