miércoles, 27 de junio de 2012

Capítulo 75: Las cosas cambian


Y aquí estamos, 2 meses después. Las palabras de Dani parecían sinceras, pero sentada desde mi sitio puedo ver perfectamente cómo juega con el pelo de Cris. Y cómo ella sonríe. Y cómo parecen una pareja feliz. Bueno, no lo parecen, lo son. Esa noche, cuando todo parecía que iba a arreglarse, fui una cobarde. Y dejé que los celos se apoderaran de mí. Le dije que no sabía si podía conseguirlo. Tardó una semana en empezar a salir con Cris. Todos en el programa se sorprendieron, era lógico. Acabábamos de contar que estábamos saliendo juntos, y la semana ya estaba Dani con otra persona. Y esa persona era una compañera nuestra. No hemos hablado sobre eso. Nadie. Ni Dani conmigo, ni Cris conmigo ni yo con nadie. El único que ha hecho un intento por entender qué es lo que pudo pasar es Flo. Intentó hablar conmigo, pero yo no estaba de humor. En realidad no estoy de humor en todo últimamente. Hoy tenemos reunión con Flo y me temo que no son buenas noticias. Los datos no han acompañado mucho y quedan dos meses para renovar el contrato, para junio. Estoy pensando en eso, y me doy cuenta de que no le quito la vista de encima a la parejita, pero nadie se da cuenta, así que rápidamente miro hacia mi guión.
-          Chicos, os recuerdo que después del programa nos vemos en la sala de reuniones. También estará Pablo Motos.
-          Sí.- decimos todos. Vaya, Pablo también…
Me voy a mi camerino para esperar a que empiece el programa. He dejado de comer en el comedor. Como aquí, sola, hundiéndome yo sola en mi pena. Suspiro mientras busco en la bolsa mi comida cuando oigo un ruido. Están tocando la puerta.
-          ¿Anna?- es Flo.
-          Pasa.- digo sacando la comida.
-          ¿Por qué comes aquí?
-          No me apetece comer en el comedor.- digo buscando el tenedor y el cuchillo.
-          Tortilla de patatas, buena pinta.
-          Gracias.- digo sonriendo.
-          Anna… ¿Cuándo vas a contarme qué es lo que ha pasado?
-          ¿Qué ha pasado con qué?
-          No me trates como si fuera imbécil. ¿Por qué cenamos Dani tú y yo y para que me contéis que estáis saliendo juntos, y a las semanas está saliendo con Cris?
-          Es una larga historia.
-          Tengo tiempo.
-          No lo creo. Simplemente las cosas salieron así.
-          ¿Lo quieres?
-          Esa no es la cuestión, Flo. la cuestión es que al final ha elegido, y eligió a quién yo siempre supe que elegiría.
-          No lo entiendo… Dani estaba loco por ti, loco. No entiendo por qué querría cambiarte por Cris.
-          Tuvimos una pelea, y decidió que estaba mejor así.
-          ¿No habéis hablado?
-          No, ni quiero tampoco.
-          ¿Por qué?
-          Porque no, porque se supone que él me amaba, se supone que yo era una paranoica, pero ¿qué ha pasado? Que desde que ha podido me ha cambiado por otra. Así que al final resulta que yo no era tan paranoica.
-          No entiendo nada.
-          Mejor así. No te meta, Flo. Es mejor que dejes las cosas como están.
-          Ni siquiera os miráis.
-          Yo no quiero mirarle. Él sabrá por qué no me mira a mí.
-          Vale, está bien. Sólo espero que al menos podáis ser amigos, después de todo esto.
-          Ya… está complicado.- me mira. Se queda unos segundos mirándome y me da un beso de padre. Me sonríe y se va.
-          Te echamos de menos a la hora de la comida. Deberías volver. No debería importarte una persona que te ha cambiado por otra.
Yo miro al suelo, y las ganas de comerme mi tortilla se me quitan. La vida es una mierda. Cuando queda media hora para que comience el programa, salgo y me dirijo a mi sitio. Raúl está sentado en la mesa, mirando su móvil.
-          Hola.
-          Hola nena.
-          Ya te he dicho que no me llames así.
-          Pues, hola rubia.
-          Venga, eso puedes.- digo riéndome. Él también se ríe y me siento al lado suyo. Hablamos y nos reímos. Es un tío increíble. Se ha convertido en mi mejor amigo, y el único capaz de sacarme una sonrisa en este momento tan difícil. Es el único que sabe todo lo que ha pasado. Por lo menos por mi parte. Sé que Moni lo sabe, porque se lo contó Cris. Y creo que a Valdi también. Me miran diferente…
-          ¿Qué te parece ir luego a tomar algo con Juange y David?
-          Vale, me apetece.
-          Bien.- dice sonriendo.
-          Hola, Raúl.
-          ¿Qué pasa, Dániel?
-          Aquí estamos.- yo miro hacia el suelo todo el rato. Raúl nos mira y se queda callado sin saber bien qué decir.
-          Aquí estas.
-          Sí.- dice Dani riéndose.
-          Estaba buscándote.- dice Cris dándole un beso. yo me quedo aquí, sentada, mirando al suelo, aunque me dan ganas de levantarme e irme. Raúl me abraza por los hombros y me distrae con bromas. Me cuenta de qué han ido sus bromas hoy y hace que me olvide momentáneamente de estos dos. Por fin se separan y van al sofá. Yo les doy la espalda y sigo hablando con Raúl. Llega Flo y nos sentamos en nuestros sitios para empezar el programa. Ya no entramos juntos, o separados. El programa empieza con nosotros dos sentados, cosa que agradezco, porque no sería capaz de entrar con él o saludarle como si nada…
Cuando termina el programa, me voy a mi camerino a cambiarme, y cuando salgo me encuentro frente a frente con Cris que también sale del suyo.
-          Hasta mañana.- digo caminando rápido.
-          ¡Anna, espera!
-          Tengo prisa, he quedado.
-          Es sólo un minuto.- dice acercándose a mí. Yo me quedo quieta, no quiero ser maleducada.- Quería pedirte perdón, por si te ha moles…
-          No hace falta, Cris.
-          Pero es que yo…
-          Ya te he dicho que no hace falta. Me alegro de que seas feliz.
-          Sólo quiero que sepas que nunca he querido meterme en medio.
-          Ya. Bueno, nos vemos mañana.
-          Adiós.- dice frunciendo el entrecejo. Yo salgo pitando y veo a Raúl esperándome. Pero estoy tan apurada por salir que no veo que alguien viene por el otro lado y chocamos.
-          ¡Lo siento!
-          No pasa nada.- dice una voz demasiado conocida.
-          Yo…- digo sin saber qué decir.
-          Eh…
-          Adiós.- digo saliendo y yendo hacia dónde está Raúl…

viernes, 1 de junio de 2012

Capítulo 74: Perdóname


-          ¿Ves? Así es como tendríamos que estar siempre…
-          ¿Desnudos?
-          No, tontita. Dándonos cariño…
-          Si te portaras siempre bien, estaríamos así siempre.- se separa de mí y me mira.
-          ¿Perdona? ¿He escuchado bien? ¿Yo? No he sido yo quién ha criticado a nadie.
-          Quizás es que sea ese el problema.- digo. Se levanta de repente y empieza a vestirse.
-          Dani…
-          No, paso de estas tonterías, en serio. Creía que ya lo habíamos dejado claro.- dice metiéndose en el baño y dando un portazo. Yo me quedó en la cama, mirando al techo, cuando de repente lo veo todo borroso y me doy cuenta de que estoy llorando. Recojo mi ropa y salgo fuera. Me siento en el sofá acurrucada mientras espero que salga del baño. Escucho la ducha y me doy cuenta de que se está duchando. Intento calmarme. Respiro hondo e intento que se me quite el nudo que tengo en la garganta. Antes le hacía gracia que me pusiera así. Supongo que me estoy pasando. Pero ¿qué hago si no puedo evitarlo?
-          Pensé que te habrías ido.- su voz me saca de mis pensamientos.
-          Lo siento.- le oigo suspirar.
-          Anna, no podemos pasarnos toda la vida así. Es un círculo vicioso. Estamos bien, sacamos el tema, volvemos a lo mismo, nos enfadamos, nos reconciliamos, estamos bien, sacamos el tema… y así siempre. Y estoy cansado de eso. No puedo hacer nada sin pensar en si eso te puede molestar. Y no creo que pueda ser capaz de vivir así. No tengo 15 años para que nadie me diga con quién tengo que hablar o no. Ya te he dicho que lo de Cris me parece mal. Que creo que está jugando, pero paso de ella. y tú deberías hacer lo mismo. Si no, no vas a ser feliz nunca.- yo sigo con la cabeza enterrada en mis piernas. Y noto mis mejillas húmedas así que sigo llorando.
-          Lo siento.- repito.
-          Creo que eso ya no es suficiente.- dice. Nos quedamos callados los dos. Yo siento un nudo muy grande en mi garganta que no me deja hablar. Pero que hace que no pueda parar de llorar. Cierro los ojos e intento respirar profundo. Le oigo moverse. Levanto la cabeza y le veo ir hacia la cocina. Así que me levanto para que no me vea la cara y entro en el baño. Me miro. Menudo cuadro. Tengo rímel por toda la cara. Los ojos hinchados y rojos. Y tengo cara de desgraciada. Porque quizás lo sea. Joder. Nada me sale bien. No puedo evitar cabrearme y sacar el tema. No puedo evitar pensar en lo que ella hace. Y sé que tiene razón… pero, ¿cómo lo cambio? Me lavo bien la cara y miro la ducha. Tengo mi maleta en la habitación. Abro la puerta para coger ropa y ducharme y lo veo esperándome apoyado en la pared.
-          He hecho algo de cena…
-          Me… me apetece darme una ducha.- digo intentando encontrar la voz. Parece que no he llorado lo suficiente porque el nudo vuelve a mi garganta y se me llenan los ojos de lágrimas. Noto su mirada en mí, pero yo miro al suelo.
-          Vale, te espero aquí cuando salgas.- me agacho delante de mi maleta e intento buscar algo de ropa, pero las lágrimas no me dejan ver bien y la mirada de Dani me está tensando. Cojo ropa interior y una camiseta grande y vuelvo al baño. Me meto en la ducha y no consigo distinguir el aguad e la ducha de mis lágrimas. Saco todo el dolor que siento, y toda la impotencia que siento. Cuando salgo de la ducha me siento más relajada. No sé cuánto tiempo llevaré aquí dentro. Pero oigo un sonido.
-          ¿Estás bien?
-          Sí, ya salgo.- digo. No sé si me ha entendido o no, porque mi voz sale muy bajita. Me termino de vestir y salgo. Huele muy bien. Guardo la ropa sucia en una bolsa, la pongo en la maleta y me dirijo a la cocina. Está esperándome apoyado en la encimera mirando el suelo. Levanta la cabeza y me mira, supongo que se da cuenta de todo lo que he llorado, pero no dice nada. Nos sentamos a comer. Ha hecho macarrones a la boloñesa y como mecánicamente. No tengo hambre. Y no hablamos nada. Dani come tranquilo. Yo dejo el plato casi entero y levanto las piernas apoyando los pies en el asiento de la silla y me quedo así.
-          ¿No quieres más?- niego con la cabeza. Se levanta y coge mi plato. Tira lo que ha sobrado a la basura y lava los dos platos.
-          ¿Vamos a dormir?- yo me quedo así y se acerca a mí. Me coge del brazo y me levanta.

Nos vamos a su habitación y se acuesta en la cama. Yo me acuesto también y Dani se pone de lado, dándome la espalda. Yo hago lo mismo y comienzo a llorar otra vez. Joder, parece que no tienen fin mis lágrimas. Le oigo respirar tranquilamente, signo de que está dormido. Y yo siento que mis ojos cada vez están más abiertos. Cuando ya me canso de estar así me levanto, cojo mi maleta y salgo de la habitación. Miro el reloj del salón. Son las 4 de la mañana. Llamo a un taxi. Me dicen que en 10 minutos está aquí. Vuelvo a mirar a Dani en la cama. Está completamente dormido. Pero yo así no puedo quedarme con él. Le dejo una nota al lado suyo en la cama y me voy. Cuando bajo ya está esperándome el taxi y me voy a mi casa.
Llego y mi maleta y yo nos vamos a mi habitación. Me tiro en la cama e intento dormir. Parece que mis ojos se han cansado de llorar y cerrados me molestan menos.

*Narra Dani

El sol me da directamente en los ojos y hace que me despierte. Me quedo así un poco.  Recuerdo todo lo de anoche. La mierda de noche, mejor dicho. Con lo bien que había ido todo hasta que vinimos a mi casa. No noto nada a mi lado, así que me doy la vuelta pensando que está dormida. Pero lo que me encuentro es una nota: ‘Me fui a casa. No te preocupes’. ¿Qué se fue sola? ¿En qué cojones estaba pensando en irse sola a esas horas? ¿Y qué horas serían esas? Me levanto soltando toda serie de tacos y busco mi móvil. Lo encuentro en mis pantalones y la llamo. Da tono, pero termina saltando el contestador. Me visto lo más rápido que puedo, cojo mis llaves y salgo pintado hacia su casa. Durante todo el camino la sigo llamando y no consigo contactar. Quizás ayer tendría que haberme comportado de otra manera. Pero joder, yo también tengo un tope. Estoy harto de que discutamos un día sí y otro también. y siempre por el mismo tema. Pero noto algo en el corazón, noto que no he sido justo, y noto angustia. Angustia porque ella no esté bien. O porque mi reacción haga que cortemos o por… respiro hondo. Lo importante es encontrarla y hablar con ella. llego a su casa y me bajo. Llamo al portero automático. Nadie contesta. Vuelvo a llamar. Llamo al de Juange y me abren sin preguntar quién soy. Entro y subo las escaleras corriendo de dos en dos. Cuando llego, me encuentro a Juange fuera.
-          ¿Cómo sabías que era yo?
-          Te vi por la ventana. Anna se fue a Mollet.
-          No, se quedó aquí. Pero no me abre.
-          ¿Os habéis peleado?- me mira como si yo fuera el culpable y por unos momentos, así es como me siento.
-          Sí. Yo… necesito hablar con ella…- me mira y entra en casa. Yo me quedo fuera, sin saber bien qué hacer. Vuelve a salir con un juego de llaves.
-          Espero que sepas como utilizarlas. Y no me refiero a meterlas en la cerradura. Espero que sepas como arreglarlo. No importa quién tenga la culpa. Creo que sé cuál es el problema, y la culpa seguramente sea de Anna. Pero si estaba en tu casa, y es ella la que llegó a las 4 y media de la mañana, creo que quizás no supiste llevarlo como debías…
-          Seguramente.- digo mirando el suelo. No se me ha ido la imagen de Anna sentada en la mesa de la cocina sin comer nada y se me forma un nudo en la garganta.
-          Bueno, pues ya sabes lo que tienes que hacer.- me da una palmada en la espalda y entra en su casa. Yo me acerco a la puerta de Anna y la abro lentamente…

*Narra Anna:

Sueño que estoy en Mollet. En mi sitio favorito. Con Dani. Riéndonos y pasándolo bien. Oigo mi nombre. Lo dice Dani, pero no en mi sueño. De repente, abro los ojos. Me siento desorientada unos segundos, pero me acuerdo de todo rápidamente. Miro hacia mi derecha y veo a Dani sentado a mi lado.
-          Hola.
-          Hola.- respondo. Nos quedamos así mirándonos un rato sin decir nada.
-          Tenemos que hablar…
-          Primero necesito ir al baño.
-          Te espero fuera.- dice asintiendo.
Me levanto de la cama y voy al baño. Me lavo bien la cara y respiro hondo. Salgo y lo veo sentado en el sofá.
-          ¿Cómo has entrado?
-          Juange me ha dado un juego de llaves.
-          Qué fuerte.
-          Sólo quería ayudar.
-          No te oí llamar. Si lo hubiera oído te habría abierto.
-          ¿En qué cojones estabas pensando para irte de mi casa a las 4 de la mañana?
-          ¿Cómo sabes la hora?
-          Me la ha dicho Juange. ¿Estás loca?
-          No. No me sentía bien allí acostada, llorando, dándote la espalda.
-          Lo siento.
-          No tienes que sentirlo. Entiendo que estés enfadado. Yo también lo estaría.- digo mirando el suelo.
-          Anna… estoy harto de esto. No quiero seguir igual. Parece que para ti no es suficiente que te quiera…
-          Si es suficiente.
-          Entonces, ¿por qué estás siempre con lo mismo? No lo puedo entender, Anna. Me corta todo el rollo ese tema. No quiero pensar en Cris cuando estoy contigo. Quiero pensar en ti. En ti y en mí mismo. Juntos. Y nada más. Pero siempre estamos con Cris, Cris y Cris. Y estoy harto.
-          No lo puedo evitar, Dani. Estoy celosa.
-          No tienes que estar celosa.
-          ¡Pero es algo que es superior a mí! Lo siento, pero no puedo evitarlo…
-          Pues vas a tener que hacerlo si quieres que seamos felices, Anna. Porque así no podemos seguir…
-          No puedo evitar ser  celosa.
-          Yo también lo soy, Anna. Y quizás nadie hace lo que a lo mejor hace Cris y por eso no puedo entenderte. Pero te lo dejo claro: te quiero a ti. A nadie más.
-          Y yo te quiero a ti.
-          Pues entonces pasa de Cris y de sus mierdas como hago yo. Lo que ella quiere es esto, que discutamos, y lo está consiguiendo por lo que veo.
-          O sea que tú también ves que es lo que quieres.
-          ¡Claro que lo veo, Anna! Pero conmigo no lo va a conseguir. Pero veo que contigo sí.
-          Es que no puedo con eso, Dani. No puedo con que esté detrás de ti.
-          ¿Tan raro te resulta que me gustes solamente tú? ¿De verdad?
-          Sí.
-          ¿Por qué?
-          Porque no soy perfecta. Tengo muchísimo fallos. Y tú eres el chico perfecto, eres guapísimo, eres gracioso, eres cariñoso. Eres un amor. Y entiendo que lo que ella siente por mí es lo mismo que yo siento por ti. Y no quiero que llegue un momento en el que me quieras cambiar por nadie.- digo llorando otra vez.

*Narra Dani:
Suspiro. No lo puedo entender. Es la mujer perfecta. Es jodidamente perfecta. Y no es capaz de entender que yo nunca la podré cambiar por nadie. La miro. No puedo quererla más. Lo noto por lo rápido que late mi corazón. Me acerco a ella y la abrazo. Lo llevo deseando desde que la vi dormida, con su carita sonrojada y los ojos hinchados de tanto llorar. Cuando la noto temblar por el llanto, siento que yo también estoy a punto de llorar e intento serenarme. Los hombres no lloran. Y menos por algo que tiene solución. Le aparto su cara de las piernas y le limpio las lágrimas. Me mira a los ojos y yo la miro a los ojos.
-          Anna te quiero. Eso no lo van a cambiar 20 pedrochadas juntas. Es así. Te quiero a ti, a nadie más. No quiero que estés celosa. No quiero que pienses que en un descuido voy a hacer algo con Cris, porque no es así. No cambiaría nada de lo que tengo contigo por lo que pudiera tener con ella. pero necesito, por favor, que salgamos de este bucle. Lo necesito con todo mi corazón.
-          Dani…
-          Tienes que prometerme que todo va a cambiar… y que vas a dejarte de tonterías, y me vas a querer como yo te quiero a ti. Sin desconfiar, sin miedos. Lo que yo siento por ti es amor verdadero, Anna. Amor transparente. Sin secretos ni segundas intenciones… y necesito que tú me ames de la misma manera…