sábado, 24 de septiembre de 2011

Capítulo 11: Cuando el amor se acaba

Me siento como una estúpida mientras voy caminando hacia casa de Dani. ¿Qué se supone que voy a decirle? Y no sé si quiero encontrarme con lo que creo que voy a encontrarme. La puerta del portal se abre y sale una señora. Aprovecho para entrar. Pensaba llamar a cualquier otra casa, para sorprender a Dani arriba. Subo y me paro delante de la puerta. Respiro hondo. Tengo náuseas y las manos me tiemblan. Ni siquiera he pensado qué decirle. Toco la puerta. No se oye nada. Vuelvo a tocar dos veces. Sigue sin oírse nada. Tanta angustia para nada, pero de repente oigo a alguien corriendo. Se abre la puerta y me la encuentro de frente. Está vestida con su ropa. Bueno, al menos no la encontré desnuda. Me quedo parada. Ella me mira extrañada.

- Hola, ¿querías algo?- me quedo callada. No sé qué contestarle. De repente se oye la voz de Dani, desde más lejos.

- ¿Es la pizza?

- No, creo que es Anna, tu compañera.- dice Lara mirándome bien. Yo me doy media vuelta y bajo las escalera. Oigo que Dani me llama desde arriba pero sigo corriendo hasta que salgo a la calle. No me lo puedo creer. Me paro y apoyo un brazo en la pared, porque me cuesta respirar y las lágrimas en los ojos no me dejan ver. De repente alguien me agarra el otro brazo.

- ¡Anna! ¿qué haces aquí? ¡Te dije que yo iba a tu casa!

Me quedo callada mirándole. No sé como tiene la cara de venir después de lo que me hizo.

- Anna, dime algo por favor. Te juro que…

- No me jures nada. ¡No me trates como a una imbécil!

- Es que no es lo que piensas. Ella vino…

- ¿No tenías algo que hacer con Nacho? A no ser que haya cambiado mucho esa de arriba no era Nacho.

- Vale, te mentí, pero no porque hiciera algo con Lara sino porque…

- ¿Para qué me dijiste que sentías algo por mí si estabas con ella? ¿Para qué me hiciste dejar a Miki? ¿Para reírte de mí?

- No, Anna, te juro que no es nada de lo que estás pensado. Me llamo la semana antes de irnos a la boda y me dijo que quería volver conmigo.

- Y tú te olvidaste de que ahora estabas enamorado de mí.

- ¡No! Le dije que era imposible, que yo no quería volver con ella. Pero me ha estado llamando. Y el domingo por la mañana apareció aquí. Y me besó, pero yo no se lo devolví. Le dije por favor que se fuera que tenía que irme y malentendió que podíamos tener algo. Y ya quedé con ella hoy para dejar las cosas claras.

- No te creo, Dani.

- Anna, por favor. Ya te lo dije. No quería nada con ella, yo quiero estar contigo.

- Pues no es lo que parece, Dani. No entiendo que mientas, en vez de contarme todo esto, si es verdad, desde el principio. Ya no sé qué pensar.

- No te lo dije porque sabía que te iba a molestar, y ya lo iba a solucionar yo por mi cuenta. Si quieres subimos y le preguntas a ella. Para que veas que no te estoy mintiendo.

- No, sube tú y termina de arreglar lo que tienes que arreglar. Yo me voy a mi casa.

- ¿Voy luego?

- Creo que será mejor que no.

- Anna…

- Lo siento, pero no tengo ganas ahora mismo de estar contigo. Cuando termines lo que tengas con tu ex, ya hablaremos.- digo enfadada y me voy.

Llego a mi casa y me tiro en el sofá. Todavía me duele la tripa y tengo ganas de llorar. Todo lo que me dijo Dani tiene su lógica, pero, sigo sin entender por qué tenía que mentirme. Además, ella le había besado. Con el día tan genial que pasamos ayer y lo mierda que está siendo este. Me levanto y me meto en la ducha. Salgo más relajado y me pongo a ver la tele. De repente, suena mi móvil. Es Dani. No sé si quiero contestar. Sigue sonando y cuelga. Respiro aliviada pero al momento vuelve a sonar. Respiro hondo y contesto:

- Hola.

- Pensé que no querías cogerlo.

- Es que no sabía si quería.- digo honestamente.

- Ya se fue Lara. Le he dejado claro que no quiero tener nada con ella, pero me ha preguntado por tu “visita”.

- No me extraña. Fue todo muy raro.

- Le he dicho que te sentías mal por unas movidas tuyas y que no te esperabas que hubiera nadie en mi casa.

- Eso es cierto.

- Anna, ya te expliqué todo. De verdad que no sé qué más puedo hacer. Ya le he dicho que no quiero nada con ella, que deje de llamarme y de venir a mi casa. Que yo estoy con otra persona.

- ¿Estás?

- Bueno, se supone, si me perdonas.- me lo imagino sonriendo.

- Aunque te perdonara, no estamos saliendo juntos. Sólo nos hemos acostado. No recuerdo ningún momento de ayer en que me pidieras salir. Y por favor, no lo hagas ahora, porque estoy bastante enfadada contigo.

- ¿Y qué quieres que haga?

- Nada, simplemente tienes que dejar de mentirme, Daniel. Si me lo hubieras explicado, lo hubiera entendido. Pero eso de los secretitos y las mentiras no me gusta. No sé si voy a poder confiar en ti.

- Te juro que sí. De verdad. Nunca más te volveré a mentir.

- Y ahora que me acuerdo, ¿por qué pensabas que era la pizza? ¿Acaso pensabas comer con ella para dejarla?

- Bueno, llegó diciendo que tenía hambre y dije que por qué no pedíamos una pizza.

- Qué bien te montas tú las rupturas. Cuando se te acaba el amor, las invitas a cenar y todo.

- Es que yo soy un caballero y además, no tenemos por qué llevarnos mal. Podemos ser amigos y punto.

- Pero es que ella no quiere ser amiga tuya. Y yo no voy a estar como si nada sabiendo que el cualquier momento le da la locura y te vuelve a besar.

- Pero es que yo no se lo devolví.

- Eso dices tú.

- ¿No me crees?- me dice casi gritando. Respiro hondo, porque esto se nos está yendo de las manos. Como ya le dije, ni siquiera estamos saliendo.

- No lo sé.

- Pues entonces tienes razón. No tenemos nada de qué hablar.- y me cuelga. Esto es increíble. Él es el que me miente y se enfada porque no confío en él. Tiro el móvil al sofá y me voy a la cama. Lo único que quiero es que este día acabe lo antes posible.

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