Capítulo 43: Colgando en tus manos.

Nos separamos porque oímos unos pasos y nos ponemos a hablar como si no hubiera pasado nada. Cuando acabamos el programa, yo me tengo que quedar, para rodar una movida para el día siguiente, así que no puedo hablar más con Dani. Cuando terminamos, voy a mi camerino y me cambio. Tengo un mensaje de Dani “ven a mi casa cuando termines. Te tengo preparada una sorpresa”. Sonrío mientras cojo mis cosas y salgo. Yendo hacia la salida, me encuentro con Raúl.

- Hola, Annita. ¿Te vienes a tomar algo?

- No, lo siento he quedado.

- Bueno, Dani y Flo tampoco pueden. Otra vez será.

- Claro.- digo sonriendo.- para la próxima voy seguro. Le doy dos besos y cojo un taxi.

Llego a su casa y veo su coche fuera. Llamo y espero. No contesta. Vuelvo a llamar y se abre la puerta. Entro y subo por el ascensor. Me miro en el espejo y me peino un poco. Ni siquiera me miré en el espejo antes de salir. A saber lo que me habrá preparado. Salgo y su puerta está abierta.

- ¿Hola?

- Pasa.- oigo gritar desde lejos. Entro y me encuentro su casa normal, música de fondo y algo haciéndose en la cocina, que huele francamente bien. Salió buen cocinero el muchacho. Al momento sale de su habitación, se acerca y me da un beso.

- ¿Qué tanto haces ahí?

- Nada, es una sorpresa. Cuánto has tardado.

- Es que hemos terminado tarde de grabar.- digo mientras me quito el abrigo y lo tiro al sofá. Me acerco a él y le beso. Nos quedamos un rato así, besándonos porque sí, sin ningún ánimo de nada más, simplemente saboreando el aliento del otro. Se separa sólo porque se da cuenta de la comida.

- Espera que se me quema.- saca algo del horno y hasta ese momento no me había dado cuenta de qué era. Lasaña. Creo que ya sé lo que está pasando.

- ¿Italia?

- Claaaaro. La ciudad del amor.

- ¿Otra vez? Además, Italia es un país, no una ciudad.- digo riéndome, acordándome de cuando estuvimos en Italia.

- Da lo mismo. Si estás tú, todas son las ciudades del amor.- sonrío como una imbécil. Qué cuqui es cuando quieres.- pero siéntate, vamos a cenar.

Me siento y espero. Trae vino, ensalada y lasaña. Todo perfecto. Con música de fondo.

- ¿Cómo te lo curras, eh?

- Ya te dije que esto sería divertido.

- A este paso en dos semanas tendremos que repetir temas.

- No, porque me saldré con la mía y empezaremos con otros temas. Como series, los vigilantes de la playa, ya me entiendes.- dice guiñándome el ojo.

- Ya, espera sentado.- digo pasando de él y saboreando la lasaña.

- Ya veremos qué pasa.- terminamos de cenar y trae el postre, tiramisú, que está buenísimo.

- ¿Lo has hecho tú?

- Claro, ¿qué pensabas?- dice ofendido.

- De verdad.

- Vale, lo compré en un italiano. Pero da el pego, que hasta lo quité de su envase.- me río y termino de comerlo.

- ¿Has preparado otra peli?

- No, hoy la diversión está en mi habitación.

- Miedo me das.- digo levantándome.

- Tienes que cerrar los ojos.- dice mientras me tapa los ojos con una corbata. Me lleva hacia su dormitorio, abrazándome por detrás. Yo tengo mis brazos extendidos, no vaya a ser que me coma una puerta, o una pared. Se oye el ruido del mar, como cuando nos encontramos en Italia, en la playa. Me quita la corbata y me susurra en el oído.- ya puedes abrirlos.- Los abro y me encuentro con la cama llena de pétalos de rosas, con sonido de mar de fondo, y velas por toda la habitación. La ha dejado preciosa.

- Dani, me encanta…

- Sabía que te gustaría. He tenido poco tiempo, porque pretendía simular una playa.

- ¿En tu habitación?

- Sí.- dice riéndose. Yo también me río y le beso. Nos acostamos en la cama y seguimos besándonos. El sonido del mar me relaja, y hace que me concentre nada más que en nosotros. Dani también parece relajado, mientras empieza a quitarme la ropa. Pero el sonido de su teléfono nos interrumpe. Dani pasa de él y sigue quitándome la ropa, pero el teléfono insiste.

- Contesta. Así acabamos antes.- digo echándome y mirando hacia el techo. Se levanta y coge el teléfono.

- Es Cris.

- Pues contesta.- digo fingiendo indiferencia…